Hoy me gustaría hablar de la última película del, para mí, desconocido director Richard Shepard. Si he de ser sincero, la principal razón por la que decidí probar suerte con ella fue que en la ficha aparecía el nombre de Emilia Clarke, y tenía curiosidad por verla interpretando un rol que no fuera el de la insufrible Daenerys Targaryen de Juego de tronos. Yo suelo hacer este tipo de cosas con las películas: escogerlas en función de los actores que aparecen y la curiosidad que me despierte verlos en determinado papel. Y en el fondo, cada vez me convenzo más de que es una manía positiva, porque si uno tiene que dejarse guiar por sinopsis como esta...:
Dom Hemingway (Jude Law) sale de la cárcel tras cumplir condena durante 12 años y se dedicará a ir de puerta en puerta para recoger lo que considera es suyo por no delatar a los jefes de las bandas criminales.
(Filmaffinity)
Redactar sinopsis, tanto de películas y series de televisión como de libros, es un arte, amigos; una profesión en sí misma, y alguien debería empezar a tomarse en serio lo de fichar a gente con talento para redactarlas. Porque eso es marketing también. Yo ahí lo dejo, para que los departamentos de RR.HH. del mundo recojan la sugerencia si quieren.

Volviendo a Dom Hemingway, la sinopsis ya nos da una idea del tema de la película: venganza. O, si lo preferís: saldar deudas. Lo que no deja tan claro es el tono de la cinta. Lejos de ser uno de esos aburridos y lineales dramas de gente arrepentida recién salida de prisión, aquí nos encontramos con una deliciosa comedia sobre un hombre con serios desarreglos mentales y cierto imán para los desastres.

Crítica de Dom Hemingway, dirigida por Richard Shepard y protagonizada por Jude Law.
No quiero desvelar mucho más del argumento, así que pasaré directamente a opinar sobre lo que he visto en pantalla durante la hora y media que dura. La versión resumida sería que me ha sorprendido y maravillado; así de simple. No tenía expectativas, y no solo me he encontrado con una película entretenida, sino que además ha sido diferente a lo habitual y regalado su buena docena de destellos de gran cine, con alguna escena excelsa (mención especial para toda la secuencia de la caja fuerte).

Sin embargo, parece que nado a contracorriente con esta opinión. No han salido muchas críticas sobre la película aún, pero la mayoría de las que he visto la ponen como mala o, en el mejor de los casos, regular. De ella se ha dicho que, aunque entretiene, es artificial, pretenciosa y que se centra en lo formal, en los planos de cámara originales, las imágenes bonitas y las frases grandilocuentes, pero que le falta alma. También que no tiene unidad, que se trata de un montón de escenas sin trabazón colocadas una detrás de otra usando al personaje de Jude Law como excusa.

Entiendo todas estas críticas, y creo que tienen razón. Y aun así, diréis, me ha encantado la película. Pues sí. Efectivamente, a ratos parece que es un pegote de escenas al que el falta un nexo más sólido; y también es cierto que es pretenciosa, que se nota a la legua que el director quería dejarnos embobados con sus planos de cámara. No obstante, en lo que tengo que disentir es en lo de que no tiene alma. Detrás de ese aspecto visual tan cuidado y de la grandilocuencia de ciertos diálogos, yo sí he encontrado algo más, cierta trascendencia, una mezcla de arrepentimiento, ganas de mejorar y un grito descarado de «me la pela» a los reveses que da la vida.

Jude Law está espléndido, manteniendo el equilibrio perfecto entre el drama, el humor negro y el histrionismo, en un papel en el que es complicado no caer en la sobreactuación. Está, además, bien afeado para la ocasión; lo cual viene a confirmar la teoría de que todo actor más o menos agraciado necesita desfigurarse para algún papel en el que pueda demostrar que no está donde está solo por su cara bonita.

Jude Law en un still de Dom Hemingway
A su lado, Richard E. Grant que da una réplica a la altura, aunque manteniéndose en un discreto segundo plano. Y Emilia Clarke, también afeada para la ocasión (y achatada; ¿siempre ha sido tan enana o ha estado toda la película de rodillas?), que no es que esté mal, pero sosa, lo que se dice sosa, es un rato. Y hablando de sosos: también aparece en un par de escenas Nathan Stewart-Jarrett, más conocido como «sí, hombre, el negro aburrido de Misfits, que viajaba en el tiempo y tenía muchos dramas personales que a nadie le importaban una mierda; que todos los personajes guays se marchaban de la serie y él se quedaba ahí dando por culo. ¿No te acuerdas de él? ¿En serio? Pues casi mejor». Y de Stewart-Jarrett solo puedo decir que no me produjo ganas de quitar la película, impulso que me sí me despertaba en la serie antes mencionada, así que supongo que eso quiere decir que ha tocado techo a nivel interpretativo con su papel de novio intenso de la Clarke.

Emilia Clarke en un still de Dom Hemingway
En definitiva: peliculón y papelazo de Jude Law; pero es una opinión muy personal, ya que la película su buena ración de fallos y puntos flojos, y depende mucho de cada espectador si estos fallos le resultan insignificantes frente al resultado global de la cinta o si para él son imperdonables. Para mí, desde luego, lo que me regala Dom Hemingway en 90 minutos (¡viva el cine que no se alarga gratuitamente!) compensa con creces todo lo demás.

Y es que es una mezcla perfecta de tres cineastas muy polares, que encantan a unos y horrorizan a otros, y que a mí me tienen precisamente en el lado de los fans. Durante todo el filme estuve pensando que era como si Tarantino y Scorsese hubieran tenido un hijo usando a Diablo Cody como vientre de alquiler. Y aunque dé un poco la risa, creo que esta es la mejor forma de resumir no solo el argumento de la película y el estilo en que está rodada, sino también su tono general. Así que igual podéis borrar de vuestra mente la parrafada que os he hecho leer y quedaros con esto.

Para mí es un 9.


Nota: La BSO es una masterpiece. No te digo na' y te lo digo to'.
Nota (II): También sale el actor que interpretaba a Esteban en Weeds, por si alguien más es friki de la serie.